lunes, 31 de marzo de 2014

Nos echan de la oficina

Pues amigos, cuando dicen que en España no hay seguridad en los negocios, es por cosas como las que os voy a contar.

En verano de 2013 nos mudamos de oficina, y vinimos al Centro Comercial La Ermita, donde la dirección del centro nos prometió el oro y el moro. Te lo ponen muy bien y te engañan con palabrería barata de tahúr de mediopelo. Te ponen delante un contrato que son lentejas, pero crees en la gente, en las personas, y lo terminas firmando. 36 páginas de contrato que dejaban ver extrañas y complejas cláusulas, que ahora hoy sabemos para qué habían sido puestas.

De hecho, el contrato tiene cláusulas nulas por Derecho que quedarían invalidadas ante un tribunal. Al menos es lo que nos dicen nuestros abogados.

Pero os cuento la historia. Y espero que todo el mundo que lea este blog se solidarice con nosotros, y para ello algo tan simple como hacer un ME GUSTA en nuestro post de Facebook.

Después de casi 5 años en nuestro anterior emplazamiento, decidimos hacer un cambio de oficinas, y habíamos elegido un edificio en el Puente de Segovia. A punto de contratar el alquiler en este centro, contacto por un azar del destino con la persona que lleva el tema del alquiler de las oficinas en el Centro Comercial que hay el Paseo de La Ermita del Santo.

No se si se llama Centro Comercial La Ermita, o tiene otro nombre, la verdad. Lo cierto es que cuando visitamos el centro, no me gustó nada, porque era un centro comercial fantasma. Pero J.P., que son las iniciales de la persona que nos embaucó diciendo que esto iba a ser el oro y el moro, logró engañarnos y atraernos como lo hacen las sirenas a los marineros de las antiguas historias, hacia su terreno de arenas movedizas y piratas desalmados.

Parece que esta prosa que uso pueda parecer de cuento, pero os aseguro que es PROSA VERAZ, un término que acuñé hace unos años para referirme a cosas que pasaban y que parecían de chiste o de cuento.

Lo cierto es que firmamos el contrato, 36 páginas que hoy leo y no se en qué estuve pensando cuando las firmaba. Bueno, si lo se. Pensaba en que la gente normalmente no era tan mala, tan malvada, tan retorcida y tan venenosa como me encontré.

Lo cierto es que el contrato tiene cláusulas como:

Si el arrendatario desistiera unilateralmente del presente arrendamiento, la arrendadora tendrá derecho a una indemnización equivalente a la renta que corresponda al plazo inicial de vigencia pactado que según el presente contrato quedare por cumplir, sin que la cuantía de tal indemnización pueda verse afectada por el hecho de que el local vuelva a arrendarse durante el plazo al que la misma se refiera.

Es decir, que si nos queremos ir antes de tiempo, debemos de pagar el resto de las cuotas pendientes, y encima ellos pueden volver a alquilar el local. Increíble.

Para navegantes, cuando os encontréis con auténticas sinvergonzonerías como esta, desistid de firmad estas cosas.

Hay un dicho en derecho que dice: En Derecho, detrás de toda construcción confusa, está agazapada una injusticia.

Realmente, como este párrafo hay otros muchos. ¡¡ Imaginaos los que pueden caber en 36 páginas !!

Os sigo contando. Al final firmé. Venía conmigo otra persona, y es testigo de que lo que ellos nos proponían, un año de contrato, intenté que fueran 5, pero J.P. me aseguró, delante de esta persona, que como esto era un Centro Comercial, pues hacían los contratos así, y que no me preocupara porque ellos tenían propósito de seguir alquilándonos el espacio hasta que nosotros quisiéramos. MENTIRA. Doble mentira, y J.P. miente de forma descarada y dóblemente, porque la realidad es que no se firma un contrato de un año con esas cláusulas cuando hay buenas intenciones de una sana relación por detrás. Y miente dóblemente, porque nosotros le trajimos a un buen cliente nuestro, que ocupó la mitad de la planta superior a la nuestra, y ellos firmaron 5 años. Luego quién miente es un mentiroso, y la dirección y gestión del Centro Comercial La Ermita son unos mentirosos. Y como os digo, tengo testigos de esto que digo.

Bueno, el caso es que comenzamos la andadura en la nueva oficina. Translado, nuevos muebles, mampara, tarima y pintura.

Cinco meses después, sólo 5, me dice J.P. que quiere hablar un tema de la oficina conmigo. Lo cierto es que pensé "estos nos largan" porque ya les iba conociendo. Y así fue. Me dijo, su jefe D. en una reunión en que estuvimos los 3, J.P., D. y yo, que habían, no que iban, sino que habían alquilado la planta donde está nuestra oficina a una sola empresa, una escuela de hostelería. Os podéis imaginar la indignación de ese momento, aunque como me esperaba algo parecido, no me llevó de sorpresa. El tema es que en esa reunión me dijo D. que podíamos quedarnos hasta fin de contrato pero que si lo hacíamos, ellos iban a meter máquinas a trabajar en la planta, y que íbamos a estar bastante molestos, y que estaríamos como en una isla. Bueno, eso desde cualquier prisma que se mire, es un delito de coacciones. Es una amenaza en toda regla.

Después de unos 20 días más de intentar negociar con ellos una salida pactada, no ha podido ser, porque no nos devuelven la fianza en su totalidad, no nos quieren indemnizar, y además no han querido hacer un documento firmado por ellos para renunciar a la cláusula que indica que si nos vamos nosotros antes de fin de contrato tendríamos que satisfacer hasta la última cuota. Por tanto, a día de hoy, este tema está en manos de los abogados.

Nosotros les pedimos 6000 euros de indemnización, que fue menos de lo que nos costó el engaño de venir a este centro para que nos echasen a los 5 meses, que anulen la cláusula que os hemos indicado antes, y que nos devuelvan la totalidad de la fianza.

Esto es lo que es justo. Sobre todo porque sólo con lo que sacan del alquiler de nuestro cliente pagan de sobra la indemnización, pero es que la escuela de hostelería, según ellos, ha cogido 1500 metros, aunque debido a lo mentirosos que son, no se qué pensar. Lo cierto es que si es así, supongo que con 10 días de alguien tendrían nuestra indemnización.

Ahora es cosa de los abogados.

Espero que el tiempo ponga a cada uno en su sitio. Desde luego yo creo en esto. He hablado con uno de los responsables de la Escuela de Hostelería y le he contado cómo se las gastan en este centro. Supongo que si el día de mañana viene alguien que quiera pagar más que ellos, largarán a la Escuela de Hostelería.

Así se las gastan en el Centro Comercial La Ermita. Así se las gasta J.P., D. y toda esa panda de mafiosos.

Os iré contando más en este blog, y en redes sociales.

Ahora os adjunto una foto para que veáis a lo que hemos estado sometidos con las máquinas que han estado trabajando en la otra mitad de la planta, que nos han llenado de polvo, y ha traspasado el umbral de nuestro despacho.

Pueden defender que esto no es coacción, que es un delito, y que ellos juegan limpio. Pero las imágenes que tenemos hablan por si solas. Os dejo con una donde podéis ver el polvo. Tanto polvo que hasta la lente de la cámara lo tenía sobre ella nada más sacarla de la funda.






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